En esta segunda parte continuaré explicando en qué consiste el proceso de diseño, qué es un diseño correcto y cómo lograrlo. Es fundamental para esto tener un contacto estrecho con el comitente, para lograr que quede satisfecho.
La observación
La observación es uno de los mecanismos fundamentales del diseñador. Es básico observar los espacios donde se mueve así como analizar el espacio a intervenir.
Las conclusiones luego de un análisis a conciencia permiten luego tomar decisiones que se transformarán en la Idea Rectora.
Observar implica ver, sentir, tocar, vivir un espacio y las sensaciones que nos transmite para luego intervenir con nuestros recursos: texturas, color, luces y sombras, organización funcional, manejo de formas, sensaciones a través de la materialidad, uso de esitlos, etc.
El lenguaje
Es importante tener muy en claro las sensaciones que queremos transmitir, pues solo así las podremos comunicar satisfactoriamente.
El diseño es un lenguaje, así como las palabras tienen un sentido y adquieren un significado cuando forman una frase, el diseño se basa en la combinación de elementos que transmiten una idea.
Teniendo en cuenta que el diseño es un hecho de comunicación, debemos tener en cuenta que existe un emisor (el diseñador), un receptor (el usuario) y un mensaje (el que queremos transmitir a través del diseño).
Cuando el mensaje no es entendido por el receptor no se produce la comunicación y nuestro mensaje no llega. Por eso es fundamental tener ideas muy claras para transmitir (que no den lugar a interpretación ambigua), y saber aplicarlas para que lleguen a nuestro interlocutor.
Entorno y contexto
Dentro de nuestra metodología de trabajo hay que tener en cuenta el entorno dentro del cual vamos a trabajar. Pensemos en lo diferente que sería una casa en la city porteña, que en medio de los cerros salteños, o frente a la costa atlántica.
El medio geográfico hace variar en forma sustancial el estilo, el uso de materiales, el acondicionamiento térmico, las posibilidades técnicas, además de todo lo antes mencionado (necesidades del comitente).
Las diferentes tipologías de casas y edificios tienen mucho que ver con el entorno. Como decíamos, no es igual tener un lago cerca, donde se van a priorizar las visuales, que trabajar en un apartamento de muy pocos aventanamientos donde las visuales no son buenas (patios de aire y luz de edificios altos, o un entorno desagradable).
Por lo tanto en el contexto, lo que rodea es básico para resolver el interior y nos hará tomar decisiones que tienen que ver con, por ejemplo, volcarse al interior exlcusivamente o mantener un diálogo con lo que nos rodea. Esto cambia toda nuestra organización funcional y nos define el partido del proyecto.
Ejemplos
Casa Raúl-Arquitecto Matias Klotz
Casa Raúl-Arquitecto Matias Klotz
Casa Techos-Arquitecto Matías Klotz
Apartamento con vista a la city
Además del contexto físico existe también el social, regional, cultural e histórico. La cultura, las raíces del lugar influyen en gran medida en el proceso de diseño. Con esto no decimos que hay que adaptarse a un sitio en forma exacta, sino que el diseñador debe conocer las tradiciones, la cultura, los materiales del lugar para tomar decisiones en el proyecto que sean adecuados. Es su decisión si se adapta o no a las reglas del contexto, pero no puede ignorarlas.
El espacio a intervenir
Por supuesto, una vez que tomamos contacto con el espacio donde vamos a trabajar (casa, local u otro) vamos a documentarnos lo más posible: pedir planos existentes, constatar que lo actual coincida, si no es así nos tocará medir y dibujar lo que hay en realidad (relevamiento), tomar fotografías, hacer croquis y anotaciones, en fin...todo lo necesario para impregnarnos del sitio.
Una vez documentados y con un análisis de lo existente como los límites, instalaciones, equipamiento, proporciones, entradas de luz, materiales, estructura, etc, es importante acordar qué se conserva, y qué se desecha, y comenzar así el proceso de diseño.
Descubrir el potencial del espacio nos hará sacar lo mejor de él, disimular sus defectos y exaltar sus virtudes.
Por último y no menos importante, hablaré de la relación que debemos tener con nuestro comitente.
Nuestro comitente
La persona, pareja o familia que nos contrata está confiando a nosotros no sólo sus ahorros sino un conjunto de expectativas, deseos y sueños. Como decíamos, lograr una síntesis de lo deseado y pasarlo por el tamiz de las posibilidades reales es todo un desafío.
La comunicación durante el proceso de diseño es fundamental, reunirse todas las veces que sea necesario, observar la personalidad de cada uno, cual es su forma de vida para elaborar juntos el llamado programa de necesidades. Esto es una lista de los espacios requeridos (por ejemplo lugar de estar, comer, escritorio, baño y demás) con sus particularidades (escritorio aislado del resto de la casa, con buen acceso desde el exterior) para poder llevar a cabo nuestra tarea.
Todo lo que podamos anotar durante esta etapa en la cual nos nutrimos de los deseos de los clientes, nos ayudará a una buena resolución. Es importantísimo que la comunicación no se diluya durante la ejecución de la obra, ya que esto ocasionaría múltiples problemas.
Mantener el contacto fluído, haciendo reuniones periódicas en la obra es muy sano para la buena finalización de nuestro trabajo.
Comitente vs. usuario
Es interesante señalar que nuestro comitente (cliente) es quien nos contrata, pero nuestro destinatario no solo es él, sino también los demás usuarios de la vivienda, por ejemplo: cuando nos encargan un local comercial, los usuarios son todas las personas que utilicen ese espacio. Esto nos da una real dimensión del desafío que tenemos por delante. En esos casos tenemos que establecer también el perfil del usuario, y junto con los encargados de marketing (si no hay, será el dueño o gerente) trabajar en la imagen del local.
Cuando trabajamos en vivienda debemos tener en cuenta como está conformada la familia, hablar con todos los integrantes para captar las necesidades de cada uno y poder sintetizar toda la información sin perder por eso coherencia o unidad.
Es complicado a veces satisfacer a todos, pero con una visión objetiva, sabiendo escuchar y leyendo entre líneas, logramos lo deseado: "un espacio que identifique a todos". Leer entre líneas es no quedarse con lo primero que nos piden, pues a veces el comitente no sabe bien lo que quiere y debemos ayudarlo a descubirlo. Otras veces lo tiene claro y simplemente debemos dar forma a sus ideas, enriqueciéndolas y llevándolas al plano real.
Es increíble cómo el producto terminado resulta en una fusión entre lo que proponemos, lo que nuestro comitente desea, lo que puede pagar y las demás variables. Esto resultará en un cliente satisfecho y como decíamos antes, ¡en nuevos clientes!
Gracias.
Tema: El Proceso de diseño I